lunes, 13 de julio de 2009

LA RUTINA 4a parte

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“Al verdadero amor se le extraña
y se le extraña muchísimo”
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¡Cuánta falta me haces!

Cuándo al abrir los ojos no estas a mi lado.
Cuándo al soñar dormido no sueño contigo.
¡Cuánta falta me haces!

Cuándo en el día no te tengo conmigo.
Cuándo llego a casa y no me das un beso.
¡Cuánta falta me haces!

Cuándo hace mucho frío y no me abrazas.
Cuándo me besas y no me dices te quiero.
¡Cuánta falta me haces!

Cuándo necesito tu amor y no respondes.
Cuándo te deseo y no me correspondes.
¡Cuánta falta me haces!

Cuándo tu cuerpo acaricio y no siento tu placer.
Cuándo mi vida te doy y no te siento estremecer.
¡Cuánta falta me haces!
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Y es cierto, en estas circunstancias cuando las cosas no van bien con nuestra pareja, nos invaden los recuerdos y quisiésemos que todo fuese igual como cuando empezó a florecer el amor. Pero si hemos descuidado los detalles, los mimos, las palabras bonitas, los besos, las caricias y cuantas cosas más. El amor puede llegar a desaparecer de nuestras vidas. Decirle ¡Te quiero, te extraño, me haces falta!, Un pequeño detalle, lo que sea. Pero tengamos presente que si queremos evitar la rutina habrá que hacer algo, sin hacer nada el amor acabará.
Yo entiendo que no es cosa fácil el detectar la presencia de la rutina a tiempo, pues ésta se hace presente disfrazada de muchas formas y cuando nos percatamos de su presencia, quizá ya sea demasiado tarde. Así que siempre será mejor evitarle que combatirle.
Pero usted se preguntará, ¿Y cómo evitarle si no nos damos cuenta de su presencia? Y es cierto, no es nada fácil, sin embargo, siempre es posible hacer algo y para lograrlo, que mejor manera, que la de tratar de ser diferentes día a día con nuestro ser amado. Y cuando digo diferentes me quiero referir a que debemos evitar a toda costa, el insistir en todo aquello a lo que de una u otra forma hacemos cotidianamente.
Nuestra forma de ser, nuestra manera de hablar, nuestra forma de vestir, los lugares que frecuentamos, nuestros pasatiempos y tantas cosas que por ser tan comunes no nos preocupan gran cosa. Tratemos de ser más espontáneos tratemos, de ser más imaginativos; busquemos cosas nuevas, diferentes, atractivas, emocionantes. Cambiar lo cotidiano alguna vez y realizar una locura de vez en cuando nunca será malo y despertará nuestros deseos e inquietudes y mantendrá viva la llama del amor.
Reflexionemos esto, repasemos detalladamente cuáles son nuestras actitudes frente a nuestra pareja. El cómo somos con y para con ella, cambiemos nuestra actitud. Siempre habrá modo de rectificar nuestro camino, no nos empecinemos en ser y hacer siempre lo mismo, hagamos conciencia y reflexionemos. Solo de esa manera podremos derrotar a la rutina y con ello disfrutaremos del amor en todo su esplendor.
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“Reconocer nuestros errores es bueno,
pero aceptar los de nuestra pareja, siempre será mejor”