Las palabras

Pero dejemos que otros guarden silencio, y hablemos del amor ya que en el amor lo que sirven son las palabras. La comunicación es absolutamente necesaria para conocer y disfrutar el amor; usar el idioma escrito es quizá el medio mas socorrido para ello pues al escribir nuestros sentimientos, dejamos plasmados para siempre esos momentos que consideramos los mejores en la relación amorosa que estamos viviendo y mejor que eso, los entregamos a nuestro ser amado.

Así que le invito a escribir todos sus sentimientos, sobre todo si son sentimientos relativos al amor, digamos todo aquello que nos nazca del alma, en especial digámoslo con las palabras escritas. Así dejaremos constancia para el resto de nuestra existencia.
Pero hay que tener cuidado como debemos utilizar las palabras, tanto en tiempo como en forma, pues hay tantas, que con ellas podremos declarar nuestro amor y si no las usamos debidamente, quizá lejos de ayudarnos para conquistar a nuestro ser amado, podemos llegar a perderle y hasta ofenderle. Ya que la palabra escrita también puede ser utilizada en nuestra contra, es un arma poderosa, es suave, es elegante, pero también es fuerte y hasta llega a ser agresiva si no es utilizada adecuadamente.

Hay que tener prudencia con las palabras, no debemos usarlas sin pensar antes lo que realmente queremos transmitir. Hay un refrán que reza así: “Las palabras se las lleva el viento”, pero la palabra escrita es muy diferente, es permanente, es para guardarle, sirve para recordar. La palabra escrita hace la historia, la palabra escrita es la historia misma. En el amor, la palabra escrita nos permite dejar plasmados nuestros sentimientos en cualquier momento y sobre cualquier cosa.

“Las palabras son las mejores armas

para conquistar un amor”

Palabras, solo palabras...

Hay palabras hermosas,
algunas tristes, otras alegres.
Las hay también hirientes,
tal vez ofensivas
Unas agradables, otras despectivas.
Palabras cortas, palabras largas.
Las encuentras de agradecimiento,
de cariño y cuántas más de amor

Hay palabras sencillas y complicadas.
Son bellas, transparentes y confusas.
Las usamos para pedir, para agradar.
Otras veces para agredir, otras para amar.
Con ellas rezamos, con ellas insultamos.
Las aprendemos, las enseñamos.

Hay palabras elegantes o muy simples.
Las encontramos en todos lados.
Nos acompañan, nos alejan,
nos acercan, nos hacen recordar,
pero también olvidar.
Por ellas lloramos y a veces reímos.
Sirven para perdonar o para amenazar

Hay palabras solas, las hay compuestas.
Algunas no dicen nada por sí mismas,
pero unidas nos dicen lo que deseamos.
Las oímos al nacer...
Las escuchamos al morir...
Las despreciamos y hasta las olvidamos.

Al fin son palabras, solo palabras...